En los últimos años, cuando llegan las vacaciones de verano, alejo mi mente
de temas complicados y me dedico, en la playa o en casa junto al ventilador y
una cerveza, a darme a la vena humorística. Y para ello, qué mejor que
resucitar los tebeos de Mortadelo y Filemón.
Símbolos de
mi infancia, en la que prefería que me compraran estos tebeos antes que
chucherías, igual que millones y millones de españoles durante varias
generaciones. Y curiosamente estos cómics me gustan y me hacen reír más ahora
que cuando era pequeño.