Son numerosos a lo largo de la Historia los momentos en que
las sociedades, con el afán de mejorar, de no empeorar o simplemente de
sobrevivir, se rebelaron contra el poder establecido. Mucha sangre y muchas
vidas después, los españoles del siglo XXI gozamos de una serie de derechos y
servicios que sin el sacrificio de esas gentes nunca hubieran sido posibles.
Como la Historia es cíclica y se repite, hoy en día nos
encontramos en una nueva situación en la que el poder establecido (en este
caso, el poder político y el poder económico en perfecta coordinación) están
ROBANDO a los ciudadanos de a pie dinero y derechos conquistados bajo la excusa
de una crisis de la que ellos mismos son los principales culpables. Pero, lejos
de que les condene penalmente o que se les reclame algo de su dinero o de
patrimonio, encima se les premia con insultantes pensiones, indemnizaciones y
privilegios mientras presumen de tomar medidas “valientes” (sí, eso dicen)
contra el pueblo.